26.8.10

Home sweet home.

Cuando uno se acostumbra a determinadas tipos de cosas, supongo que un cambio realmente cuesta.
A veces es duro, otras, no es díficil. Pero hay algo que es más que claro, nunca es fácil. Supongo que es como esa vieja frase que dice, cuando lo perdés te dás cuenta de lo tanto que lo querías..
Y así fué, así es.
Por más, que esta casa no sea la casa en donde nací, por más que me sobre el tiempo y me quede todo una vida para ir instalándome en otros y futuros lugares. Me cuesta muchísimo dejarla, nosé porqué... Supongo que porque sí pasé el mayor tiempo de mi vida acá.
Y si, sé que la reprochaba que no me gustaba, que daba mil vueltas hasta para elegir un color de habitación, pero fueron 14 años viviendo en una casa inigualable (y recién ahora me doy cuenta, já) y tengo 19 años...
Me acostumbré demasiado, podría recorrerla con los ojos vendados y las luces apagadas que hasta sabría que cosa estaba en cada lugar.
Hoy nos vamos, termina algo, comienza algo distinto. Pero no fué mi elección, fué la de ellos, fué su locura, su ruptura, su problema.
Pero claro, los hijos siempre ligan con las consecuencias.... Home sweet home, i will miss you.

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