28.12.09

U n d e r s t a n d .

Hay días en los que placidamente no entiendo NADA y me encanta. Me encanta porque puedo estar horas con buena música de fondo tirada en la cama mirando hacia el techo y pensando por qué no entiendo lo inentendible. Y ahí es, lamentablemente, cuando volvés a aparecer en mi cabeza.
Ayer eramos dos chicos de carne y hueso jugando a quererse, bah, vos jugabas, yo me enamoraba. De a poco el juego se te ocurrió darlo por terminado y yo? No, yo no pude dar mi amor por terminado. 
Es así como te recuerdo todos los días de mi vida: Lindo, simpático, ciclotímico, fuerte, maduro, tranquilo. Luego mi cabeza empieza a girar y te empiezo a recordar: Feo, desagradable, antipático, ciclotímico violento, débil, inmaduro e impaciente.
Por qué fuiste (sos) tan cambiante? Por qué me destrozaste?, Por qué me enamoraste?


Supongo que así es el amor, tal juego de palabras que uno puede terminarlo cuando quiere y como quiere, con la desventaja que yo no lo queria terminar.


(Pero hoy sí.)

No comments:

Post a Comment